Monday, September 8, 2008

La Genealogía del… ¡Nazismo!


Cita: Por mi parte, no se van a erigir más ídolos. (Ecce Homo, prefacio)

Como ya dije en LdA hace medio año, mi primer encuentro con Nietzsche se produjo a través de “Más allá del Bien y del Mal”, libro que me fascinó, y en el que encontré un montón de material de reflexión. Podría haberme quedado con esa primera impresión positiva, de no haber sido porque a la postre mi curiosidad prevaleció, y fui leyendo más y más libros suyos. Todavía con “Ecce Homo” podía empeñarme en interpretar las palabras del filósofo de manera tal que aquellas significasen lo que a mí me hubiese gustado oír, que es más o menos como hacen la mayoría de sus adoradores.

Pues sí: él mismo, que aspiraba a convertirse en un Martillo pulverizador de ídolos, acabó transformándose en ídolo a su vez. Por eso se lo ha revestido de una sacralidad intocable… A Nietzsche no se lo puede tocar: es tabú. No se puede reconocer, por ejemplo, que fue un precoz predicador de los ideales del nazismo. Para desengañarse, es menester ESTUDIAR (no solo leer) la “Genealogía de la Moral”. Entonces y para el que QUIERA ver, quedarán pocas dudas.

Es evidente que muchos se rehúsan a captar, p. e., lo que Nietzsche entiende por “resentimiento”. Para él, “resentimiento” es que se trate de inculcar en los “nobles” (es decir, los prepotentes) sentimientos de bondad y misericordia, que los lleven a sentirse remordidos por su cotidiano ejercicio de la violencia. Y lo que él considera “odio”, no es más que tratar de “civilizar” al ser humano, inculcándole modales más moderados en reemplazo de los bárbaros y bestiales característicos del salvaje (esos modos crueles y agresivos que él considera “nobles”).

Y Nietzsche no se contradice en absoluto cuando (en otros trabajos suyos, pues en la “Genealogía” propiamente dicha no menciona el tema) reclama “austeridad” de su Superhombre. Esa “austeridad” no es sino el imperativo de liberarse de prácticamente todos los sentimientos que nosotros consideramos “humanos”. El “noble” debería liberarse tanto del amor como del odio, de la misericordia como de la saña y el afán de venganza. En su lugar debe quedar apenas sí el sentido del honor, del deber y de la pertenencia a una casta. El Superhombre DEBE destruir, debe aniquilar, debe arrasar, debe torturar y asesinar PORQUE ES NECESIARIO e inevitable, no por placer ni por ira o venganza.

Y como ya me cansé de resumir y explicar, dejemos que Niezsche hable por sí mismo (todas las citas que siguen a continuación están tomadas, por estricto orden de aparición, de la “Genealogía de la Moral”):


En todas las lenguas, la palabra ‘Bueno’ deriva de una misma transformación de ideas: la idea de ‘distinción’, de ‘nobleza’ en el sentido de rango social, es la idea de donde nace y se desarrolla la idea de ‘bueno’. Y este desarrollo es paralelo a la transformación de las nociones de ‘vulgar’, ‘plebeyo’, ‘bajo’, en la noción de ‘malo’.”

El latino ‘malus’ pudo designar al hombre plebeyo de color moreno y cabellos negros, al autóctono preario del suelo itálico, que se distinguía mucho por el color, de la raza dominadora y conquistadora de los rubios arios.”

¿Quién nos garantiza que la democracia […] no sea un monstruoso efecto de atavismo, de tal modo que la Raza de los Conquistadores y Señores, la raza de los arios, esté en camino de sucumbir por completo?”

¡Pregunta retórica, si las hay! ¿No te recuerda los histriónicos discursos alarmistas de otro predicador de la supremacía de la ‘Raza Aria’?

Los juicios de la aristocracia se fundan en una buena musculatura, en una salud floreciente y lo que a esto contribuye: la guerra, las aventuras, la caza, la danza, los juegos y ejercicios físicos […]”

Los judíos, con formidable lógica, echaron por tierra la aristocrática ecuación de ‘bueno’, ‘noble’, ‘poderoso’, ‘hermoso’, ‘feliz’, ‘amado de D’s’. Y con el encarnizamiento del odio, afirmaron: ‘Solo los desgraciados son los buenos, los pobres, los impotentes, los pequeños son los buenos; los que sufren, los necesitados, los enfermos, los lisiados son los piadosos, son los benditos de D’s; solo a ellos pertenecerá la bienaventuranza. Por el contrario, vosotros que sois nobles y poderosos, seréis para toda la eternidad los malos, los crueles, los codiciosos, los insaciables, los impíos, los réprobos, los malditos, los condenados’.”

Del odio judío, […] el odio transmutador de los valores, […] salió una cosa incomprensible: un amor nuevo, la más profunda y sublime forma del amor […] Pero el nuevo dominio de la pureza, de la luz, de lo sublime persigue los mismos fines que el odio: la victoria, la conquista, la seducción.”

A continuación del texto citado, sigue el dislate mayor de todo el libro (cuyas venenosas palabras textuales no quiero ni puedo citar, pero resumo): que “los judíos crucificaron a Jesús a propósito para que, sin apercibirse de ello, los gentiles cayesen en la ‘trampa’ de seguir su doctrina, judaizándose”. Es decir, Nietzsche se mantiene en la tradicional línea antisemita del mito de la “Conspiración Judía”. Como lo expresa con cínica claridad líneas abajo:

La redención del género humano está en buen camino: todo se judaíza, se cristianiza y se aplebeya a ojos vistas.”

O sea: nuestra ‘civilización’ actual no es sino el producto de la influencia del judaísmo. ¡Y eso es ‘terrible’!

Preguntad a los esclavos cuál es el ‘malo’, y señalarán al personaje que para la moral aristocrática es el ‘bueno’; es decir, el poderoso, el dominador.”

Todas las razas nobles han dejado huellas de barbarie a su paso […] Esa audacia de las razas nobles […], en la imaginación de las víctimas se resumía en la idea de ‘bárbaro’, ‘malvado’…”

¿Entiendes?: lo ‘real’ es la ‘audacia de la nobleza’; en cambio, la acusación de ‘bárbaros’ y ‘malvados’, clamada a gritos desde la tierra arrasada, por la sangre que los violentos derraman por placer, ¡eso es pura ‘imaginación’!

Los dos valores opuestos, ‘bueno y malo’, mantuvieron durante miles de años un combate largo y terrible […] El símbolo de esta lucha […], es ‘Roma contra Judea, Judea contra Roma’ […] Nótese que hoy […] en todas partes donde el hombre está civilizado o tiende a estarlo, la humanidad se inclina ante tres judíos y una judía (Jesús, Pedro, Pablo y María).”

Y ahora escoge: ¿Judea, o Roma? ¿La misericordia JUDÍA que recibiste a través del Xtianismo (¡consérvalo!, pues parece que no tienes alternativa mejor); o la ‘saludable’ y ‘noble’ costumbre romana de divertirse a costa del sufrimiento ajeno, de hacer de la carnicería un espectáculo público, Juegos Circenses en que los gladiadores se combatían a muerte, y los prisioneros políticos eran entregados a las fauces de las fieras? Escoge pues, pero hazlo con cuidado…

Sin crueldad no hay goce […] El castigo es una fiesta.”

Una fiesta para el torturador, claro, que no para su víctima. Pero desde que Nietzsche ha tomado partido por los torturadores, porque ellos son los ‘nobles’…

En aquel tiempo en que la humanidad no se avergonzaba de su crueldad, la vida sobre la tierra era más serena y feliz.”

Léase: ‘¡Y el Canibalismo nos hará felices!’ ¿Qué me dices?

La importancia de un ‘progreso’ se mide por la magnitud de los sacrificios que requiere. La humanidad en masa sacrificada en aras de los más fuertes, ¡he aquí un progreso!”

En menos palabras: ‘Auschwitz: ¡he aquí un progreso!’ ¿Qué dirás ahora? ¿O todavía conservas dudas?

Sería necesario un género de espíritus diferente a los actuales, espíritus fortalecidos por la guerra y por la victoria, en quienes la conquista, las aventuras, el peligro y el dolor fueran necesidades; […] sería necesaria una malicia sublime y consciente, la malicia de la salud plena; sería necesaria […] una gran salud [...] Será necesario que venga ese hombre redentor […] Ese hombre que nos liberará del ideal actual y de su natural consecuencia […] es necesario que venga un día…”

Pues bien, ese ‘redentor’ ya ha venido, todos sabemos cómo se llama y en qué consistió su ‘redención’. ¿A qué agregar estériles palabras, entonces?


Cita: Por mi parte, no se van a erigir más ídolos. (Ecce Homo, prefacio)

Y digo yo, ¿tan falto de liderazgo e ideales está nuestro mundo, que debe seguir encandilado los sermones de un enfermo psiquiátrico? Por cierto, ya advertí hace mucho… que soy iconoclasta.


Lecturas auxiliares recomendadas:

  • César Vidal: Los incubadores de la Serpiente (capítulo II). Anaya & Mario Muchnik. Salamanca, 1997.

  • Primo Levi: Los hundidos y los salvados (5º capítulo). El Aleph Editores. Barcelona, 2005.

  • Carl Amery: Auschwitz, ¿comienza el S. XXI? Hitler como precursor.

  • Claudia Koonz: La conciencia nazi. Paidós. Barcelona, 2005.

  • Adolph Hitler: Mi lucha (es menester realizar un estudio comparativo de este texto y la “Genealogía” de Nietzsche, para ver hasta qué punto uno ha bebido del turbio manantial del otro).



Domovilu.

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1 comment:

Civis said...

¡Hola, Domovilu!
Me he alegrado de recibir tu mensaje. Comparto lo que dices sobre la izmierda. Ellos buscan el caos, aunque también se hundan. Es una cuestión casi psiquiátrica.