Tuesday, September 25, 2007

Juventud Eterna


Los alquimistas medievales buscaban, amén de la “Piedra Filosofal”, un “Elixir de la Vida”. Éste último debía garantizar la eterna juventud de quienes lo bebieran. Riqueza ilimitada y juventud eterna: tales debían ser los pilares firmes de una felicidad perpetua. Y es posible que así sería, si tales bienes estuviesen limitados a una élite muy reducida, como eran los Señores Feudales que entonces se empecinaban en conseguirlos.


Pero imagina tú que si la riqueza ilimitada estuviese en manos de TODOS, YA NO SIGNIFICARÍA riqueza. El oro vale no solo porque es “lindo”, sino también porque es raro. Si fuese tan abundante como el polvo, así valdría también. Por ejemplo: ¿sabes que los diamantes son mucho más abundantes de lo que se cree, y que deberían cotizarse por lo menos a la mitad de su valor actual? Pero son ARTIFICIALMENTE caros, porque UNA empresa monopolista lleva UN SIGLO acumulando y reteniendo en sus sótanos MILLONES de karates de diamantes, para evitar que las piedras inunden el mercado y su precio disminuya.


Con la longevidad pasaría de modo similar. Si TODOS fuésemos longevos en extremo… Bueno: eso nos daría más posibilidades de sufrir preocupaciones y privaciones que de disfrutar la vida. Después de todo y para la inmensa mayoría de la Humanidad, la vida contiene más dosis de amargura que de felicidad.


Pero volviendo al Elixir de la Vida (y aún deseando que en la práctica sea imposible), yo creo que por lo menos en teoría se podría obtener. Esto debería funcionar más o menos así: en términos biológicos, hasta aproximadamente los 21 años de edad crecemos y nos desarrollamos. A partir del momento en que el crecimiento cesa, comienza automáticamente el proceso inverso, de desgaste y envejecimiento. Ahora bien; dado que todos nuestros ciclos vitales son regulados por el comportamiento de las hormonas, debería ser sencillo encontrar la manera de obligar a nuestras hormonas a mantener un crecimiento sostenido. Y desde el momento en que ese crecimiento no se interrumpiera, o lo hiciera recién a una edad muy extrema, no envejeceríamos en absoluto, o empezaríamos a envejecer a una edad muy extrema, según el caso.


Cuando me planteé esta posibilidad por primera vez hará cosa de un año y empecé a sopesar las consecuencias biológicas que podría acarrear, entendí enseguida que, con un crecimiento sostenido durante décadas, incluso si dicho crecimiento fuese lentísimo, ¡a la postre devendríamos en GIGANTES! Quisiera que recordaras bajo esta óptica a los famosos gigantes antediluvianos, también extremamente longevos y también extremadamente altos. Y como si ambos datos no fuesen coherentes entre sí, agrégales el último: fíjate que los gigantes antediluvianos tenían por costumbre casarse a partir de los sesenta y cinco años. ¿Crees que hasta entonces serían monjes enclaustrados? ¿No será más lógico suponer que REALMENTE crecían durante más tiempo y con mayor lentitud y, por ende, no alcanzaban la madurez sexual hasta entonces?


No deja de ser una posibilidad. Interesante, además, por el peso de su propia coherencia interna que los mismos pueblos mesopotámicos de hace tres mil años o más no podían conocer, dadas sus limitaciones en el conocimiento de las leyes biológicas.